Griselda Rioja
Conoce este café en detalle
Con variedades como Caturra y Pache, el café de Griselda destaca con un perfil limpio y equilibrado, con notas de chocolate, vainilla y mandarina.
El proceso de lavado comienza con una fermentación controlada de 24 horas en bolsas, seguido de un doble lavado y un secado lento de 30 días en camas elevadas y lonas.
Su compromiso con la calidad y la sostenibilidad la ha llevado a reservar tierras para futuras plantaciones donde sembrar variedades exóticas.
Su café es reflejo de su pasión y del esfuerzo de su familia por ofrecer un café excepcional.
Conoce al productor
El café de Griselda Rioja: sabor, altura y dedicación desde Cajamarca, Perú
Hay historias que marcan la diferencia. Y la de Griselda Nimia Rioja Tarrillo es una de ellas. Esta productora peruana, originaria de Perlamayo —una localidad ubicada en el distrito de Huabal, en la provincia de Jaén, región de Cajamarca— cultiva uno de los cafés más delicados y honestos que hemos probado este año. Su cosecha 2024 nos trae una taza limpia y equilibrada, con notas a chocolate, vainilla y mandarina que reflejan el cuidado y el conocimiento con el que ha sido producido.
Griselda no solo cultiva café: cultiva un legado. Actualmente gestiona dos fincas en Perlamayo: El Barejón, ubicada a 1978 metros sobre el nivel del mar, donde crecen principalmente las variedades Caturra y Costa Rica; y La Piedra, a 1850 metros, donde se centra en las variedades Bourbon y Caturra. Cada finca tiene aproximadamente 2 hectáreas en producción activa, y además ha reservado otras 3 hectáreas para futuras plantaciones en una nueva zona. Esta visión de futuro, junto con su enfoque en la calidad, nos habla de una productora comprometida no solo con su presente, sino también con el desarrollo sostenible de su entorno.
El proceso de beneficiado que sigue Griselda es tan meticuloso como respetuoso con el grano. Después de la cosecha, las cerezas de café se dejan reposar entre 24 y 40 horas antes de ser despulpadas. Posteriormente, los granos se fermentan durante unas 24 horas en bolsas, lo que permite un control preciso del proceso. Tras la fermentación, el café se lava dos veces para eliminar completamente los restos del mucílago y se seca lentamente en camas elevadas y lonas durante unos 30 días. Este proceso lavado, tradicional en la región, resalta con nitidez las notas cítricas y dulces que se perciben en taza.
El resultado es un café con cuerpo medio, acidez jugosa y final persistente. Una taza que se disfruta tanto por su sabor como por lo que representa: el trabajo silencioso y constante de pequeños productores como Griselda, que apuestan por la calidad, el conocimiento y la conexión con la tierra.
La región de Cajamarca es una de las zonas cafetaleras más reconocidas de Perú, y no es casualidad. Su combinación de altitud, microclimas y variedades tradicionales permite obtener cafés complejos, limpios y con una identidad clara. Pero son las personas, como Griselda, quienes realmente marcan la diferencia: su dedicación, su técnica y su compromiso con cada etapa del cultivo y del beneficio del café elevan el potencial de esta tierra.
Probar este café es una invitación a viajar a las montañas de Huabal, a conocer la historia que hay detrás de cada grano y a valorar el esfuerzo de quienes, día a día, hacen posible que lleguen cafés excepcionales hasta nuestras tazas.
Si te gustan los cafés con notas dulces, un toque cítrico elegante y una historia que merece ser contada, el de Griselda Rioja te está esperando.