Nestor Lasso Chiroso Lavado

Conoce este café en detalle

Néstor Lasso, joven productor de Finca El Diviso en Huila, Colombia, ha revolucionado el café de especialidad con un enfoque innovador y pasión por el detalle.

Su variedad Chiroso, una rara joya colombiana, destaca por un perfil exótico y elegante, con notas vibrantes de yogurt, salvia y limoncillo, resultado de su complejidad genética y el terroir único de la región.

Este café pasa por un meticuloso proceso de doble fermentación anaeróbica, que comienza con una selección manual de las cerezas más maduras.

Tras una primera oxidación controlada, el café fermenta en tanques sellados y luego se somete a un exclusivo choque térmico: primero se lava en agua caliente a 65-70°C y luego en agua fría a 15-16°C.

Este tratamiento potencia su dulzura, acidez brillante y complejidad aromática, creando una experiencia única.

Conoce al productor

El café que une generaciones: Chiroso Lavado de Néstor Lasso

Desde las montañas de Huila, Colombia, nos llega uno de los cafés más excepcionales de la cosecha: Néstor Lasso Chiroso Lavado. Este lote no solo destaca por su complejidad en taza, con notas vibrantes de yogur, salvia y limoncillo, sino también por la historia de transformación, aprendizaje y pasión que hay detrás de cada grano.

Una nueva generación al frente

Hace apenas cinco años, los hermanos Néstor y Adrián Lasso, con solo 17 y 19 años, tomaron las riendas de la finca familiar. En lugar de seguir el camino tradicional de sus padres, decidieron apostar por el café de especialidad y la experimentación. Poco después se unieron con Jhoan Vergara, también hijo de caficultores, para crear Finca El Diviso, una alianza entre dos familias y dos fincas: El Diviso (Lasso) y Las Flores (Vergara), situadas cerca de Pitalito, en el sur de Huila.

Su objetivo era claro: mejorar la calidad a través del conocimiento compartido y la innovación en los procesos. Con el tiempo, este esfuerzo conjunto ha convertido sus cafés en protagonistas de campeonatos de baristas en toda Europa, incluyendo un 1º puesto en Brewers Cup Irlanda y 3º en Austria.

Un proceso meticuloso

El Chiroso Lavado de Néstor Lasso es una expresión perfecta de lo que ocurre cuando tradición, ciencia y pasión se encuentran. El proceso comienza con la selección manual de las cerezas más maduras, seguidas por una oxidación de 16 horas a temperatura ambiente. A partir de ahí, se inicia una fermentación anaeróbica en tanques sellados durante 38 horas, seguida por otro periodo de oxidación post-despulpado.

El café se fermenta luego en un mosto previamente recolectado, a 32°C durante 24 horas, y finalmente se somete a un choque térmico: se lava primero en agua caliente (65–70°C) y luego en agua fría (15–16°C), lo que acentúa la dulzura, la acidez brillante y la complejidad aromática del café. El secado final se realiza en marquesinas a 30°C durante 18–24 días, hasta alcanzar un 11% de humedad.

Una pasión que lo cambia todo

Para Néstor, el café ha sido siempre parte de su vida. Creció en la vereda Normandía, rodeado de cafetales, naturaleza y una comunidad unida. Aun así, es consciente de que ser productor no siempre ha sido sinónimo de estabilidad económica. “Muchos jóvenes se van a la ciudad porque piensan que el café no vale la pena”, comenta. Sin embargo, al descubrir el potencial del café de especialidad y gracias al programa estatal de formación SENA, donde estudió junto a su hermano, entendió que la producción podía ir mucho más allá del cultivo: podía ser una vía de desarrollo, aprendizaje y conexión con el mundo.

Hoy, gracias a su estrecha relación con tostadores, Néstor ha aprendido a catar y a entender cómo cada variable del proceso impacta en la taza. También ha visto cómo ha cambiado el consumo en su país: “Hasta hace poco, en Colombia solo se tomaba lo que no se exportaba. Pero ahora muchos productores se quedan con parte de la cosecha para tostarla y disfrutarla en casa”.

El café como motor de cambio

Este Chiroso Lavado no es solo un café delicioso; es el reflejo de una nueva generación de productores que entiende el valor de lo que cultiva, que experimenta, aprende y comparte. Cafés como este no solo elevan el estándar de calidad, sino que también transforman comunidades enteras.

Una taza de este café es una ventana a esa historia: compleja, vibrante y profundamente humana.